Una débil criatura lleva a Dios. Gabriel Richi. Recesión de José Manuel SALGADO en SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 53 / 2021

  • Fecha:14-06-2021
Una débil criatura lleva a Dios. Gabriel Richi. Recesión de José Manuel SALGADO en SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 53 / 2021

El sugerente título de este libro procede de la obra El pórtico del misterio de la segunda virtud de Charles Péguy donde se encuentra una frase aplicable tanto a la Virgen María –figura cumplida de la Iglesia– como a la Iglesia misma: «Gracia única, una débil criatura lleva a Dios». El subtítulo de la obra indica a qué tipo de escrito nos acercamos: un vademécum, es decir, un libro breve y de fácil manejo que permite consultas sobre lo esencial de la temática tratada. Esta obra pretende ser un ensayo sobre el misterio de la Iglesia en sus coordenadas fundamentales, fruto del trabajo de Gabriel Richi Alberti, sacerdote de la Archidiócesis de Madrid y Catedrático de Eclesiología en la Facultad de Teología de la Universidad Eclesiástica de San Dámaso (Madrid), de la que actualmente es decano. Como ya había hecho notar en su obra La Iglesia somos nosotros en Cristo. Cuestiones de eclesiología sistemática (Madrid: Encuentro, 2016), el autor no oculta los maestros de los que es deudor en su teología y cuyo pensamiento late en el fondo de estas páginas; especialmente Angelo Scola y Marie-Joseph Le Guillou, OP. También se encuentran planteamientos propios del autor como su visión sobre «la causalidad eucarística de la Iglesia» que afecta al lugar que ha de ocupar la eclesiología en el estudio de la teología (cfr. pp. 41-42, 136-139). La pretensión del teólogo madrileño es llevar a cabo una tarea más asequible de la que supondría escribir un manual. Dicho objetivo está plenamente logrado en esta obra breve, sin notas a pie de página –lo cual permite una lectura ágil– y con indicaciones bibliográficas tanto al final de cada capítulo como en la bibliografía general al final del libro. Esta última es un buen compendio de una «bibliografía eclesiológica » básica –especialmente en lengua española– para cualquier estudiante que quiera acercarse a este tratado de la teología dogmática. El autor se propone «exponer las claves y temas que consideramos fundamentales sobre lo que la Trinidad ha querido comunicarnos de su propia vida y de su designio de salvación a propósito de la Iglesia» (p. 11). Para ello, estructura la obra en doce capítulos con una clara lógica interna entre ellos y siguiendo como referencia doctrinal básica la enseñanza del Concilio Vaticano II. En el primer capítulo trata de responder a la pregunta de si la Iglesia es esencial en el cristianismo. Con un acertado diagnóstico de la sociedad actual –marcada por el desinterés hacia la Iglesia– muestra cómo ella «constituye la modalidad en la que Dios mismo –lo “esencial” por definición– ha querido salir humanamente a nuestro encuentro » (p. 26). Tras ello, expone las perspectivas metodológicas que le guían (capítulos II y III), donde se aprecia su afinidad teológica con el cardenal Scola, en particular con su obra ¿Quién es la Iglesia?: una clave antropológica y sacramental para la eclesiología (Edicep: Valencia, 2008). En ella considera como dimensiones fundamentales de toda reflexión eclesiológica la concentración antropológica y la concentración sacramental, es decir, el encuentro entre el ofrecimiento objetivo de la salvación y la libertad humana. Seguidamente, propone una elaboración de la eclesiología a partir de la lectura de Lumen Gentium. Trata, en primer lugar, de responder a la pregunta de «¿quién es la Iglesia?», desde su origen (capítulo IV), su ser pueblo de Dios y sacramento universal de salvación –con clara referencia a Yves Congar, que podría considerarse quizás el mayor eclesiólogo del siglo XX– (capítulos V y VI) y su santidad (capítulo VII). Hasta aquí el autor pretende describir el quién de la Iglesia. A continuación, en otro bloque de capítulos, se centra en el cómo de su acontecer en la historia y en la eternidad, es decir, trata de describir la forma Ecclesiae. Lo hace a través de la noción eclesiológica que el Sínodo extraordinario de 1985 consideró como una de las ideas centrales del Concilio Vaticano II: la comunión (capítulo VIII). Aborda tanto la comunión de los fieles (capítulo IX) como la comunión jerárquica (capítulo X) y la comunión de las Iglesias (capítulo XI). Dedica el último capítulo (XII) a la finalidad de la Iglesia que brota de su misma catolicidad: la misión. Finalmente, cierra la obra con un índice analítico claro, sencillo y ordenado, que hace del libro una contribución especialmente útil. Seguro que será de gran ayuda para aquellos a quienes está especialmente destinado: los estudiantes de eclesiología. No es una obra exhaustiva pues su objetivo, como el propio autor indica, es «acompañar a estudiantes y lectores por “ese camino ancho en el que el Señor ha puesto nuestros pies” (cfr. Sal 30,9): su santa Iglesia » (p. 13). Ella es el misterio por medio del cual Dios sigue comunicándosenos. Ella es esa «débil criatura que lleva a Dios». 

José Manuel SALGADO

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