La Iglesia en el banquillo. Un comentario a los «Apuntes» de Benedicto XVI, Reseña SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 54 / 2022

La Iglesia en el banquillo. Un comentario a los «Apuntes» de Benedicto XVI, Reseña SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 54 / 2022

En 2019 se publicaron los Apuntes de Benedicto XVI sobre la crisis relacionada con los abusos sexuales. Se trata de un documento de hondo calado, con un valor atemporal, que los autores de este volumen comentan con el de- seo de sacar a la luz y prolongar las clarividentes reflexiones del Papa emérito. Estos escándalos han puesto a la Iglesia «en el banquillo». Las acusaciones que se han formulado no tocan solamente aspectos coyunturales, sino que se refieren a su misma constitución y a cuestiones radicales de la comprensión cristiana. Los profesores Livio Melina y Tracey Rowland son los editores de este libro. El profesor Melina es un teólogo moralista, presidente del Pontificio Instituto Teológico San Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y de la Familia entre 2006 y 2016. Rowland es profesora titular de la Cátedra de Teología san Juan Pablo II en la Universidad de Notre Dame, Australia. Ellos han forjado el pórtico de esta obra («Introducción»: pp. 15-26), ofreciendo una clave decisiva para acercarse a esta cuestión. Frente a quienes dicen que la crisis de los abusos manifiesta ante todo el «fariseísmo» y la incoherencia de la Iglesia, «la intervención del papa Benedicto introduce un cambio de perspectiva radical en el diagnóstico: en realidad, el grave pecado de tantos hombres de Iglesia ha sido el no haber enseñado lo que debían enseñar. El silencio sobre Dios» (p. 17). Antes que ellos, monseñor Georg Gänswein escribe unas breves páginas de «Prefacio» (pp. 9-14), en las que nos muestra la profunda unidad que se ha percibido en este asunto tan complejo entre las declaraciones del papa Francisco y las del Papa emérito. Insiste, además, en la idea central de los Apuntes de Benedicto XVI: la primacía de Dios que se hace concreta en la indisponibilidad del ministerio sacerdotal y de la eucaristía, realidades que no dependen del arbitrio humano, sino de la voluntad sabia y amorosa de Dios. Esta monografía recoge luego el contenido de los Apuntes (pp. 27-48) y la «Respuesta» que el papa Benedicto escribió después a la carta de Birgit Aschmann (pp. 49-50). La estructura del texto editado por Melina y Rowland es la siguiente. Se inicia con una parte titulada «Dios en el primer puesto», que recoge tres intervenciones. En primer lugar, el Cardenal Camillo Ruini («No presuponer, sino anteponer a Dios»: pp. 53-67) ilustra con numerosos ejemplos de las obras de Joseph Ratzinger cómo esta idea de «anteponer a Dios» ha sido siempre central para el Pontífice. A continuación, José Granados («Un amor que abraza la entera creación»: pp. 68-83) muestra cómo esta crisis de los abusos tiene que ver con la crisis de la teología de la creación. Se ha oscurecido el sentido del cuerpo y, por tanto, el de la familia y el de la sexualidad. Esta es una de las más notorias raíces de lo que ha sucedido. Por último, Tracey Rowland («Un contrapeso contra el mal: un amor que genera amor»: pp. 84-100) explica cómo esta crisis no se remedia con nuevas normas o con exhortaciones moralistas. Es urgente recuperar una antropología trinitaria, así como una auténtica espiritualidad que parta de la idea del «amor genuino que genera amor» (p. 96). Viene seguidamente un bloque titulado «El contexto de una crisis epocal y el escándalo de la pedofilia». Lo inaugura Furio Pesci («La subversión de las costumbres sexuales en la segunda mitad del siglo XX»: pp. 101-119). Su texto evidencia cómo esta crisis es la consecuencia a la que llevaba el «hombre sin cualidad» (p. 113), la vida líquida del hombre posmoderno, la secularización que se ha venido produciendo de un modo radical en las últimas décadas. De un modo parecido, Gabriele Kuby («¿Fue una verdadera liberación? 1968 y sus consecuencias») nos descubre cómo sobre la base de un equivocado concepto de libertad, la revolución sexual está en la base de esta crisis que ha afectado de forma dramática a la Iglesia (pp. 120-134). La contribución de Pavel Syssoev, titulada «La crisis de la paternidad y de la identidad sacerdotal» (pp. 135-144), es una reflexión de tono experiencial sobre una paternidad que ha derivado en autoritarismo, formalismo y abandono. Solo así se explica el punto deformado de tiranía y seducción al que se ha llegado. Enseguida, Fortunato di Noto («Pedofilia, herida de la intimidad y escándalo de los pequeños»: pp. 145-148) brinda un breve, pero interesante, panorama del daño inmenso de la pedopornografía. Monseñor Juan Antonio Reig Pla presenta posteriormente una contribución en la que desarrolla el tema de la fe de los pequeños como bien primario para la Iglesia, que se debe proteger de forma especial contra todo escándalo («La fe de los pequeños, ¿un bien a proteger?»: pp. 149-163). La tercera parte del volumen se titula «El colapso de la teología moral y el tema fundamental de los absolutos morales». La primera contribución de esta sección es de monseñor Livio Melina, experto en esta cuestión, que escribe sobre «Relativismo ético y destrucción del sujeto» (pp. 167-183). En último término la pérdida de los absolutos morales tiene que ver con la pérdida del absoluto de Dios y ha conducido a una degeneración del sujeto moral. Monseñor Melina propone en su artículo rutas para regenerar a este sujeto. En segundo lugar, el profesor Juan José Pérez Soba («¿Evangelio sin ley natural?»: pp. 184-198) denuncia que una ética puramente procedural es incapaz de dar una respuesta a esta cuestión, pues está atenta solo a una justicia formal, cuyo único límite es la aceptación pública. Es necesario reconocer una ley natural universal inscrita en el corazón de las personas. A continuación, Stephan Kampowski («El martirio en materia moral: una vida en juego en la acción concreta»: pp. 199-217) analiza el significado del martirio para la vida moral. Se trata de una categoría esencial en la vida cristiana que adquiere en esta crisis un significado singular. El mártir es el testigo del absoluto de Dios y, por tanto, de los absolutos morales. En tercer lugar, José Noriega («¿Qué novum de la moral cristiana? La imagen de Dios en Cristo y el papel del Espíritu Santo»: pp. 218-233) se refiere a la instrucción Placuit Deo para reconducir al dualismo gnóstico esta tragedia de los abusos. La fe auténtica debe nacer del encuentro con Cristo, no de una abstracción separada de las acciones humanas. La última sección de este libro se titula «Caminos de conversión y de esperanza». Comienza con una primera intervención de Alexandra Diriart, titulada «Una Iglesia hecha por nosotros: ¿por qué el experimento ha fallado?» (pp. 235-251). Desde un planteamiento eclesiológico del sentido de la santidad de la Iglesia, Diriart muestra los peligros de la idea de una «nueva Iglesia» y ofrece una línea de regeneración sacramental. A continuación, Hanna- Barbara Gerl-Falkovitz («La Iglesia, ¿puede todavía despertarse en las almas»: pp. 252-265) presenta una aportación con un corte más pastoral, que incluye también ideas e iniciativas tomadas de las experiencias de oración, sanación y perdón vividas en la comunidad cristiana. Sigue una breve intervención de John Saward titulada «Todavía podemos amar a la Iglesia» (pp. 166-270) y luego otra más amplia de monseñor Rudolf Voderholzer («Eucaristía: ceremonia social o renovación de la fe en la grandeza del don»: pp. 271-288). Se trata de una meditación teológica sobre la riqueza de la eclesiología eucarística. En esta línea eucarística se mueve asimismo la reflexión de monseñor Ni- cola Bux («Desacuerdo sobre la naturaleza de la liturgia»: pp. 289-304), el cual señala cómo la crisis moral radica en una crisis de fe en la Eucaristía. La penúltima contribución es de monseñor Samuel J. Aquila, con el título «Cómo busca hoy el diablo desacreditar a Dios» (pp. 305-311). En ella plantea la realidad de que hay una acción maléfica en todo esto, que supera la de los meros agentes humanos, y que orquesta esta campaña de desacreditación de la Iglesia. Por último, el arzobispo Giampaolo Crepaldi («¿Qué espacio para la fe?»: pp. 312-326) habla de los signos de esperanza que se entrevén. La crisis no oscurece todos los horizontes, sino que abre nuevas oportunidades a la fe. El evangelio, incluso en los momentos más erizados, tiene una pujanza inagotable, que no atenaza al hombre. Más bien le otorga alas para volar alto. En definitiva, nos hallamos ante un volumen con abundancia de reflexiones, riqueza de perspectivas y profusión de sugerencias que estimulan el pensamiento, la santidad y la plegaria. No hemos podido más que hacer una so- mera descripción de los argumentos afrontados. Solo una lectura pausada y seria logra desglosar cumplidamente la magnitud y minuciosidad del trabajo de vertebración, recopilación y unificación realizado por los editores, que han buscado comentar las intuiciones bosquejadas en los Apuntes del Papa emérito para que emerjan con luz propia, con la esperanza de acrecentar en los lectores la sed de Dios a través de una multiplicidad de aspectos teológicos, humanos, pastorales y sociológicos. 

Fernando CHICA A RELLANO 

RECENSIONES 244 SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 54 / 2022 11. Recensiones 01/02/2022