Enrique García Máiquez reseña Florecer en su sección semanal de La Gaceta de la Iberosfera

Enrique García Máiquez reseña Florecer en su sección semanal de La Gaceta de la Iberosfera

Las figuras del padre y del maestro se convocan y conversan en el libro Florecer (Didaskalos, 2023), escrito a dos manos entre Daniel Capó y el padre don Carlos Granados, director del colegio Stella Maris de Madrid. No son dos libros distintos, porque ambas visiones, el padre (Capó) y el maestro (Granados), se complementen en la misión superior de llevar a los hijos-discípulos a un florecimiento personal. La perfecta imbricación se percibe en lo mucho que habla Daniel Capó de la enseñanza y el padre Granados de la paternidad.

Capó muestra una vibrante y activa preocupación por el sentido de la vida de los hijos y su memoria: «Desprovistos de telos se convierten en meros figurantes del destino». Les desea naturalmente lo mejor: «Como un imán hacia el campo magnético de la nobleza de espíritu». Oímos ecos de la Poética del monasterio a menudo: «El amor ensancha la intimidad. El dilatato corde del prólogo de la Regla de San Benito de Nursia». Y contra el alzhéimer que le diagnostica a nuestro tiempo Pego Puigbó, Capó encuentra el tratamiento: «La familia es la gran educadora porque impide que el nihilismo tenga razón».

Don Carlos Granados encarna la tercera gran figura: el maestro. Como todos los anteriores, apoya su oficio en la lectura. Cita a MacIntyre cuando sostenía que el éxito de un colegio se mide por los libros que sus alumnos estén leyendo cinco o diez años después. Y recurre a otro referente de la Poética del monasterio: al Rémi Brague que insta a «volver a dos nociones premodernas, a saber, las virtudes y los mandamientos».

En estas citas que reúne el barbero, adviértase como don Carlos Granados defiende al maestro, al padre y, por supuesto, al monje